domingo, 24 de junio de 2012

Las mentiras de la minería en Ecuador




HACE POCAS SEMANAS, el estado ecuatoriano firmó el primer contrato con la minera transnacional china Ecuacorriente ECSA, y se encuentra en fase de negociación final con la canadiense Kinross (antes Aurelian) que forman parte de los cinco proyectos mineros más importantes del Ecuador.  Entre las perspectivas que se mencionan está la generación de 5.600 empleos directos y 13.100 indirectos, a más de una expectativa de inversión de 4.000 millones de dólares.

PERO BIEN, al verlo así todo resultaría lógico y sería un absurdo oponerse a un proyecto así contado. Sin embargo lo que no se detalla es el impacto social que se genera y a manos de quién va a parar los recursos de los ecuatorianos. Hagamos memoria, en 1972 bajo el gobierno del General Guillermo Rodríguez Lara se explotó y se exportó el primer barril de petróleo amazónico ecuatoriano y en ese entonces se dijo que el país se convertiría en el nuevo Kuwait de Latinoamérica, se dio el boom petrolero y llovían los ofrecimientos de desarrollo (igual a lo de hoy con la minería). 40 años han pasado desde eso y los resultados no son como se esperaban: el país dejó de ser un productor agrícola, se olvido del campo, de los agricultores y pasó casi exclusivamente a vender y depender del petróleo, ahora nuestro presupuesto se basa en el precio del barril, y lo que es peor aún no hemos logrado un desarrollo sostenido sin saber a ciencia cierta dónde mismo va la plata ganada en estos 40 años.

PARA LA NUEVA MODA minera, se configuró una estructura jurídica con la Ley de Aguas, Ley de Minería y Ley de Soberanía Alimentaria, se dieron los marcos legales para quitarle las tierras a la gente, desplazar a los mineros artesanales mientras se abrían las puertas a las transnacionales.

La adaptación de la legislación incluye el anticipo de regalías, es decir pago de utilidades antes de generarlas, por ejemplo en el pre acuerdo de Kinross, la compañía se compromete a un pago total de 65 millones de dólares, 40 millones de los cuales se pagarán con la suscripción del contrato. Tener todo ese dinero de inmediato es bueno para el gobierno de turno pero un pésimo negocio para el país, ya que se queda endeudado y comprometido por mínimo 20 años de explotación a cielo abierto.

NI QUE MENCIONAR las consecuencias ambientales, para producir un anillo de oro las mineras generan por lo menos 20 toneladas de desperdicios. La minería de oro produce un promedio de 79 toneladas de desechos por cada onza de oro. Los desechos no solamente contienen cianuro, que es un químico tóxico usado en el proceso de extracción, sino que también contienen sulfuros y metales pesados, que contaminan el aire y el agua.

Acá se inicia la aventura minera cuando la mayoría de países trata de salir de ella. Según cifras del US Geological Survey que son las más confiables del mundo; demuestran  que el Ecuador ni siquiera consta en la lista de países ricos en cobre (los tres primeros son: Estados Unidos, Australia y Canadá).  El yacimiento de oro del proyecto Pebble, en Alaska EE.UU., contiene 81,7 millones de onzas de oro, más que lo que se ha “hallado” en todo el Ecuador. La pregunta es: ¿si ellos tienen las reservas más grandes, por qué vienen a explotar en el Ecuador?.

TRAS TODO ESTO, el problema principal es la visión de desarrollo que tiene el gobierno supuestamente de “izquierda y revolucionario”. ¿Desde cuándo entregar los recursos naturales a las transnacionales es una política socialista? El gobierno mantiene una estrategia de exportar materias primas (petróleo, banano, camarón, ahora minerales) y comprar lo mismo que vende pero procesado; compramos computadores, autos, tecnología, maquinaria, etc. El modelo debe ser cambiado, caso contrario seguiremos condenados.

HAY PERSONAS que dirán: “esto no me interesa, a mí no me afecta”. Puede ser solo aparentemente, pero las decisiones de un gobierno afectan a todos, los recursos naturales son para el desarrollo de todos los ecuatorianos y como ecuatorianos estamos en la obligación de tomar una posición al respecto. Ahora son las zonas del sur del país, pero quien sabe que algún día vengan a hacer un hueco enorme a los Llanganates patateños antes conocida como Mina de los Atis.

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